Carlos recuerda con mucho placer su polvo con Emilio. Lo recuerda con gusto, con rabia. Con angustia.
--¡¡maldito seas maricón... maldito¡
Nunca le va a perdonar a Emilio que le haya descubierto que tiene un lado gay, el haber disfrutado de un polvo con un hombre. Su rostro está lleno de dolor y de odio:
--¡¡esto no se puede quedar así¡¡ ¡¡tengo que encontrar alguna manera para destruir a ese maldito¡¡¡
El guapísimo hombre se lleva las manos a la cabeza con desesperación:
--pero cómo hago?
Se le ha ocurrido algo. Sus ojos brillan con un toque de perversidad:
--si... eso funcionará...
Pero luego da un golpe a la pared con furia.
--¡¡maldita sea¡¡ ¡¡necesito saber su apellido¡
Carlos trata de tranquilizarse:
--Yo escuché su apellido... ¡¡tengo que recordarlo¡
Trata de tranquilizarse:
--Venga Carlos que tú puedes... si dejas los nervios lo recordarás...
Da un golpe a la pared porque no lo recuerda pero de pronto como un relámpago:
--Soros... ¡Es Emilio Soros...¡
Carlos sonríe con rencor:
--Te vas a arrepentir de haber puesto tus sucias manos en mi cuerpo...
Y aunque con mucho odio recuerda con placer esas emociones.
Por otro lado, Joel está desnudo tumbado en su cama. Tiene los mismos temores que Carlos. Le gustaria que se le mamen. Le gustaría vivir algo bonito con un hombre que le gustara, sentir esas sensaciones. Piensa en Ricardo, en lo mucho que gozó al verle su trompa, que le gustaría estar con él desnudo en la cama, los dos tocándose. Le gustaría mamársela a un chico guapo como Ricardo y que él se la mame a él. Tiene la imagen del miembro viril de Ricardo y su "porque no me la mamas?" clavada en su mente al igual que el número de celular del guapo. Piensa en sus palabras para que aceptara su realidad.
--sólo una llamada y tendría lo que deseo...
Joel está muy excitado, agarra su celular y marca el número de Ricardo que no se le borra en su mente. No llega a llamar. Lanza el celular a su cama.
--¡¡no¡
Aunque lo desea está la promesa que le hizo a su padre en su lecho de muerte. Está también el hecho que le da horror que todo el mundo lo rechace por sus preferencias sexuales.
--No tengo garantías que este hombre no me delate... ¡¡¡¿y si se entera todo el mundo?¡
Le duele imaginar a su padre molesto por lo que está sintiendo y eso lo atormenta más.
Emilio esté en el cuarto de al lado. Mira una foto de Carlos que le robó de su casa y sus slips que huele.
--¡¡que bueno está¡
Tiene en su piel el olor, la marca de él.
--Hacía tantos años que no echaba un polvo... tenía que ser él... No podía ser otro...
Y aunque se ha sacado las ganas nada ha cambiado. Se siente frustrado, se siente amargado y es que en realidad lo que desea es un amor bonito. Además por una vez su necesidad sexual no se ha apagado. En una de la estantería de su cuarto hay una foto de él con su padre y su hermano. Es una fotografía que le gusta porque es la única que tiene de su padre pero también le duele porque la foto es una prueba de que Joel era su hijo favorito. El hombre le da la espalda a su hijo mayor y está pendiente de Joel. Mira Emilio a su hermano. En la foto los dos son aún adolescentes aunque Joel ya se veía que iba por buen camino. Emilio piensa en el cuerpo desnudo de su hermano en la ducha.
-Aunque sea mi hermano, aunque este mal pensar asi... es el chico que más me gusta despues de Carlos...
Emilio sonríe:
--¿y será gay?
A Emilio le excita pensar en el cuerpo desnudo de Carlos, en el de su hermano:
--¿te imaginas un polvo entre macizos como eso?
Emilio se pone muy cachondo de imaginarlos. Sonríe, se sofoca.
--Joel me mata si se entera de las cochinadas que pienso de él pero ¡¡cómo me gustaría mirar por un agujero el día que lo estrenen¡ porque con lo guapo que está no puede ser más que alguien como el de guapo.
Y piensa en ese hombre que los cautivó a los dos en el aeropuerto. Recuerda que los vio juntos:
--¿y pasaría algo entre ellos? La verdad es que quien fuera su sombra... pero no... Joel tiene que ser virgen porque si no no estaría tan amargado, el día que Joel se atreva a enfrentar su lado gay tendrá a sus pies miles de hombres guapos que gustosos se la mamen... Él sí que tiene suerte...
Aunque también siente pena al pensar que su hermano no se acepta así mismo pero él no se atreve a sacar el tema.
Alguien toca a la puerta de Joel. Joel se levanta.
Soledad le enseña catálogos:
--encontré una casa preciosa... ésta amueblada... ¿porqué no la vamos a ver? Me encantaría que cuando viniera del crucero ya tuviera la casa nueva...
--sí claro, hablamos con Emilio y vamos los tres pero yo creo que a Emilio le va a parecer bien lo que a ti te parezca bien.
Al día siguiente, Soledad va con sus dos hijos a mirar esa casa. Joel luce unos jeans que le hacen un culito que aunque no quiere hace suspirar a Emilio. No le gusta mucho sentirse atraído por su hermano pero es que está tan bueno que no se puede controlar. A Joel le pone nervioso el deseo de su hermano porque le hace sentir necesidad de ser amado por un hombre y cada vez piensa más en Ricardo y la imagen de su trompa, su "porque no me la mamas?" y su número de teléfono retumban en sus oidos. Mientras Carlos ha ido a un detective. Pide informes de Emilio y su familia.
-¿¿qué es lo que quiere saber?¡
--No lo sé... Necesito saberlo todo de su familia... Todo...
Y Carlos sonríe con odio:
--algo tengo que encontrar... algo que lo pueda destruir... –dice para sí.
Soledad ha quedado encantada con su casa. La compran en seguida. Los dos salen. A Joel se le desabrocha los cordones de las botas y se agacha. A Emilio se le van los ojos hacia esa culo en pompa.
--¡¡que bueno está el condenado¡¡
Soledad está distraída mirando escaparates. Parece niña chica.
--que vestido tan lindo...
Mirando de reojo a su guapísimo hermano, Emilio dice:
--compratelo...
La mujer entra a comprarlo mientras que Emilio se deleita con el cuerpo de su hermano. De repente un chico muy guapo se acerca a Joel y le da una buena palmada en todo el culo:
--¡que culillo¡ --dice divertido.
A Emilio le excita mucho ver como un chico guapo le tocan el culo a su hermano. Joel mira al chico avergonzado. El chico se le rie:
--¿¿qué pasa? ¿¿no te lo habrás tomado en serio, no?
El chico es uno de los amigos de Joel en el gimnasio y estas bromas son normales. El chico no puede imaginar que a Joel le excita esas bromas.
--¿qué pasó? hace tiempo que no te vemos por el gimnasio...
Y es que Joel está más que nunca necesitado de sexo. Se le van los ojos al paquete de su amigo.
--es que he estado ocupado...
En realidad Joel desea demasiado ver a sus amigos desnudos y tiene miedo de no poder controlarse y que su secreto salga a la luz.
--que bueno está tu amigo --dice Emilio.
Joel fuerza una sonrisa. Siente un gran deseo hacia ese amigo guapo. Mira a su hermano:
--¿si? No sé... yo como no entiendo...
Joel habla con nerviosismo.
--si claro --dice Emilio mirándolo con complicidad.
Y Joel siente que su hermano sabe que es homosexual y eso le asusta. Trata de convencerlo que no es así:
--a mi me encantan las mujeres... me gustan todas... ese es mi problema...
Y eso es la confirmación que necesitaba Emilio para estar seguro que a su hermano le gustan los hombres. Lo mira con cierta excitacion. Le pone cachondo pensar que a su hermano tan guapo le van los hombres pero también le despierta ternura. Aunque le atraiga ese guapo que tiene delante es su hermano pequeño y le provoca ternura que quiera negar lo que es evidente. Le provoca un afán de protegerlo. Emilio mira a su hermano con mucho cariño, le pasa laS manos por los hombros:
--a mí no me tienes que dar explicaciones, hermanito.
Joel se sofoca:
--¡¡pero es verdad a mí me gustan las mujeres¡¡
Emilio con una mano lo abraza por el cuello y con la otra lo acaricia en la mejilla. Es una caricia muy fraternal. Le habla como tratándole de dar un consejo propio de hermano mayor:
--que gusten las mujeres, los hombres, que más da lo importante es ser feliz...
Joel mira a su hermano muy triste:
--¿y se puede ser feliz cuando el mundo te rechaza?
-- bueno ya la cosa está más calmada... hasta nos podemos casar...
--sí pero tú sabes que es pura fachada, en el fondo la gente a los gay no se os ve como a gente normal, sino como a gente enferma, con alguien digno de lástima... No sé aunque de boca para afuera dicen que no es normal no lo es...
--eso es cierto... la de veces que se oyen ese comentario de gente tolerante como que culpa tienen ellos o bastante pena tienen como ser como es... Por muy liberal que quiere ser España aún está a años luz de serlo, aunque la gente se siente obligada a aceptarnos a los gays hay muy poca gente que de corazón lo haga... a la que hablas dos minutos con una persona defensora de los gays en seguida te das cuenta que en realidad no lo es ni mucho menos... Desde mi punto de vista la gente ve la homosexualidad como una minusvalía que hay que aceptar porqué no queda más remedio.
Joel mira a su hermano lloroso:
--¿y entonces?
--¿y desde cuando la gente tiene que dominar la vida? si tú les dejas la gente siempre encontrará algún motivo para despreciarte... Si tú no te ves normal nadie te respectará... Tú eres guapo, listo, buena persona, abierto, simpático... tienes todo lo que un chico necesita para ser feliz, para poder enfrentarse al amor... en cambio yo sólo he sabido mirarlo de lejos.
Joel está muy nervioso:
--hablas como si yo fuera gay y yo...
Emilio no lo deja seguir:
--¿eres mi hermano?¿porqué me debería importar si eres gay o no?
--¡¡es que no lo soy¡
Joel se aparta de su hermano para que éste no lea su mentira. Agacha la cabeza. Emilio lo mira fraternalmente. Le levanta la barbilla con mucho cariño:
--no debes bajar la cabeza ante nadie... y menos ante tu hermano.
Joel lo mira con pena.
--es que yo siempre te he rechazado por no ser normal...
Emilio le sonríe:
--¿y a ti quien te ha dicho que yo no soy normal?
Joel mira a su hermano con timidez:
--bueno es que tú... mírate... --dice señalándolo con el dedo.
Emilio le sonríe, le acaricia:
--la normalidad, la tolerancia no está en que uno puede ser gay siempre y cuando lleve un cartel en la frente que diga: ojo, Maricón. La tolerancia es que no debe importante con quien se acuesta la persona que tengas delante a no ser que quieras saber si es como tú para llevarla a la cama... En caso de no ser así...¿qué importa?
Joel agradece las palabras de su hermano. Lo abrazo lloroso.
--te quiero mucho .
Emilio siente algo muy grande, una gran ternura al tener entre sus brazos a ese hermano. Ese que lo rechazaba y era distante con el. Con un hilo de voz, Joel dice:
--hablas muy bonito pero las cosas no son fáciles...
Y es que Joel tiene grabada en su alma las últimas palabras de su palabra. Se le escapan algunas lágrimas.
--¿porqué no me cuentas lo que te ocurre? tal vez te pueda ayudar...
Joel lo mira con amargura:
--No puedes... nadie me puede ayudar...
Emilio nunca ha sido muy abierto en sus sentimientos pero su hermano le inspira un gran instinto de protección. Le duele no poder ayudarlo:
--es que no me gusta verte triste... te quiero mucho hermano...
Joel le sonríe:
--yo también te quiero mucho hermano...
Se sonríen y se vuelven a abrazar.
--no te preocupes por mi... todos tenemos nuestros problemas...
Soledad sale en ese momento con unas bolsas.
--ahora y a ustedes que les pasa?
Los hermanos miran a su mamá sonriendo entre lágrimas. Joel es el que más llora. Se da la vuelta para secarse las lágrimas.
--¿ya compraste tu vestido mamá? --Emilio.
Soledad hace que sí con la cabeza. La mujer le da una bolsa a su hijo menor:
--te compré esto para tu novia...
--Mamá... Noelia ya no es mi novia...
--mijo, no sé que les pasó pero ella te quiere... está esperando que vuelvas a ella... No me dejes sin esa boda que tanto deseo...
Emilio mira a su madre regañón:
--mamá no hay que ser egoista. No se trata de lo que tú quieras, sino de lo que quiere él...
Soledad se siente ofendida:
--pero yo sé lo que es mejor para mi hijo...
--No mamá... sólo Joel sabe lo que quiere... Es casi un niño... No le atosigues si se quiere casar se casará y si no pues no...y si no tienes nietos pues ni modo... tú resignas... --Emilio.
Soledad quiere protestar pero Emilio no le deja hablar. Los hermanos se miran con complicidad y se van juntos. Soledad detrás sin entender que pasa.
Días después, los dos hermanos van al aeropuerto a despedir a su madre. Carlos está entre los pasajeros. Se tiene que esconder para que Emilio no lo vea.
--¡¡maricón... maricón¡¡ --dice Carlos con desprecio.
Carlos había logrado una foto de la madre de los muchachos pero los ha visto juntos así que no le ha hecho falta. Además había logrado el billete para sentarse al lado de ella. Mientras los dos hermanos se van juntos de regreso mirándose con complicidad. Soledad está nerviosa al lado de ese joven tan guapo que le ha tocado. Él se presenta, ella también. No entiende porqué se pone nerviosa. Mira hacia la ventana porque el perfume de Carlos la embriaga pero la mirada de él es fuerte. Ella se gira un poco. Carlos mira a la mujer con una sensualidad que Soledad hacía años que no sentía y que rompe algo en ella.
--¿que me ves tanto? me da pena...
--así miro a una mujer hermosa...
--que cosas dices... si podría ser tu madre...
Carlos la acaricia y ella se estremece.
--yo sólo veo una mujer que me gustaría como novia.
Carlos le guiña el ojo y ella se queda en shock.
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