lunes, 25 de mayo de 2020

Capítulo 34




Aunque el sentimiento que está naciendo dentro de él por Carlos lo atormenta por la actitud de Carlos, Joel se sorprende al hablar de esto con su hermano. Por primera vez siente como algo normal que le gusten los hombres.
--si fuera de otra manera te juro que habría salido del armario como dice la gente, no me habría importado que todos me señalaran con el dedo por ser gay...
Aunque a Emilio le gusta que Joel esté aceptando su condición sexual sin pena, con la cara en alto le angustia que se haya fijado en Carlos.
--¿no te podías haber fijado en otro? pero ¿Carlos?
Joel sonríe con resignación:
--Uno no elige estas cosas y tú le pagaste una fortuna por un polvo.
Emilio se sofoca:
--¡¡no me lo recuerdes¡
Joel le sonríe fraternalmente:
--ya olvidalo. Gracias a ti lo conocí y de hecho pase lo que pase conocer a Carlos ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida.
Emilio siente orgullo de que su hermano por fin quiera salir de las sombras pero está asustado porque se da cuenta que el corazón de su hermano está latiendo demasiado fuerte por el hombre equivocado y lo peor es que sabe que si Carlos se le ha metido en la sangre nada podrá hacer para arrancárselo.
--pero él nos odia... --Emilio.
Y Joel lleva a Carlos ya escrito en su piel:
--pero le gusto... --dice sonriendo.
--Tengo miedo que te lastime... --Emilio con angustia.
Joel le sonríe, le pone la mano en el muslo fraternalmente:
--pero no viniste para hablar de mi... ¿qué me querías contar? 
Le pregunta lo de la herencia, quiere saber cuando tendrán todo el dinero.
--¿que necesitas?
--quiero comprar un piso pero no me alcanza con lo que nos trajimos ...
--puedes pagas lo que quieras el resto puedes llegar a un acuerdo con el banco y lo pagas luego... Con la herencia tramitándose ningún banco te negara nada... Dime una cosa... ¿se lo vas a regalar a ese chico de la mamada?
Emilio agacha la cabeza:
--¿te parece mal?
Joel le acaricia la barbilla fraternalmente, lo mira:
--¿sabes lo que haces...?
--temes que me arruine...?
--el dinero es dinero y si te lo quieres tirar en hombres... ¡disfrútalo¡ sólo quiero que no te hagan daño...
Luego le sonríe:
--además tu parte es una fortuna, tienes para cientos de chicos... Pide un prestamo y le compras el piso al chico, el no tiene que enterarse que no está pagado en poco tiempo ya tendrás el dinero...
los dos hermanos se abrazan. Emilio deja solo a su hermano. Al quedarse solo Joel está seguro que ya se le pasaron las ganas de seguir con lo que estaba haciendo antes de la interrupción pero tiene el deseo a flor de piel después de haber hablado tanto de Carlos.



Éste está en África con Ariadna. Pese a que recién llega Ariadna ha comenzado con su trabajo.
--si quieres puedes descansar... --ella.
Él la acaricia y la hace temblar:
--no, quiero ir contigo... no me quiero separar de ti...
Y Ariadna se siente deseada. No imagina que el deseo del hombre es fingido, que por ella sólo siente odio y que por quien vibra es por su hermano Joel.
--mirarte a los ojos es mi mejor medicina, el cansancio desaparece...
Ariadna suspira enamorada. Carlos la siente a sus pies, está seguro que no le va a costar mucho seducirla:
--cuanto antes me la tira será mejor, más humillante para ella... la monjita que se le regala a las primeras de cambio al primer hombre que se lo pide... todos la señalaran como la puta que es... --piensa.
Carlos sonríe con maldad, le brillan los ojos por rabia y Ariadna cree que la está coqueteando. Se sofoca. Se van a dormir temprano porque tienen que madrugar.
--soñaré contigo princesa... y ¿y tú?
La mirada de él la excita. Ella agacha la cabeza:
--soy esposa del Señor...
Carlos la acaricia:
--¿y porque te siento temblar cuando estoy contigo?
Ariadna siente que va a caer en la tentación. Su piel tiembla de deseo, su mirada es la de la pasión:
--no me hagas esto...--le suplica.
Él es muy coqueto:
--es que a mí me están pasando cosas contigo y sé que a ti te pasa lo mismo... Yo quisiera pasar la noche contigo...
La monjita se santigua:
--¡¡Por Díos no me puedes pedir eso¡
Ella se iba a ir pero él la toma de las manos:
--yo me casaria contigo mañana mismo...
Y Ariadna lo mira enamorada:
--¿tú harías esto?
--tú pídemelo y yo lo haré...
Y Carlos la va a besar en los labios,
--me la tiro y mañana no me encuentra... un golpe bien duro para esta golfa --piensa.
Sería la venganza perfecta pero se da cuenta del miedo de la joven y prefiere esperar. Le da un beso en la mejilla. Por un lado ella se siente frustrada porque deseaba un pasión de pasión... su primer beso y por otro lado sabe que no debe ser...
--buenas noches --él le guiña el ojo.
Ella suspira enamorada. Él se va sonríe feliz. Se da la vuelta y ella está ahí mirándola fascinada. Ella se mete en su cabaña sofocada. Carlos en otra riendo lleno de rabia. Ariadna llora ante un crucifijo y reza para pedir a Díos que la libre del pecado. Desea huir pero Carlos se le ha metido ya dentro:
--todo lo que pasa es porque Díos así lo dispone... ¿será que Díos me mando a este ángel para desviarme del camino de Díos?¿será que Díos me ha reservado para el papel de madre y esposa?

A solas en su cabaña y sin imaginar que Joel se masturba por segunda vez pensando en él, en sus mamadas, sus besos, Carlos se desnuda... Su arma se le endurece con el primer pensamiento de Joel desnudo. Su piel se estremece al pensar en Joel tocándolo. Carlos se masturba pensando en Joel.

Ariadna de rodilla pide a Díos una señal:
--ayudame a saber que es lo que quieres que haga, que siga a tu lado o que acepte el amor de ese ángel que me has mandado.
Y rezando y esperando la señal se queda dormida.

Ariadna despierta con los primeros rayos del sol. Tiene ganas de ver a Carlos. Le dicen que salió al río. Lo ve bañándose. Desea irse y más al ver que está desnudo pero no puede. La imagen que ve le gusta mucho y aunque siente que es un pecado lo que está haciendo es algo mágico. Nunca vio a un hombre desnudo y lo que ve le parece la cosa más hermosa del mundo... Carlos nada, su desnudez la cubre el agua, es una imagen muy sensual. Y Ariadna lo mira y se siente mujer, mujer que desea amar a un hombre, que desea pecar.
--será la señal?
Y ella misma se escandaliza por sus pensamientos. Se santigua.
--¿¿¡quien anda ahí?¡ --Carlos.
Ariadna se asusta. Quiere huir.
--Ariadna sé que eres tu...
Y Carlos sale desnudo y la imagen la hechiza... Ese monumento desnudo y mojado es más hermoso de lo que jamás imaginó... Nunca imaginó que la desnudez de un hombre fuera algo tan bello. Y aunque una fuerza dentro de ella le pide que se vaya Ariadna está embrujada por lo que ve. Carlos la estrecha contra sus brazos y la besa. Es eso beso que la derrite, que la derrota, él la siente fundida a sus pies. El que ella sea virgen, el saber que la está haciendo cometer un sacrilegio, que después cuando él la abandone se sentirá una perdida es su mayor placer. Y Ariadna desea huir pero no puede, el fuego de ese hombre la hace descubrir que es ese sentimiento el que ha esperado toda la vida.

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