lunes, 25 de mayo de 2020

Capítulo 20






Soledad mira nerviosa a Carlos.
--pues que cosas dices... tú seguro que tienes una novia muy linda...
Carlos agarra la mano de la mujer y se la besa:
--nunca he tenido novia... soy casi virgen y es que las chicas de mi edad son tan tontas... sólo se preocupan del sexo y yo estoy deseando encontrar una mujer que me haga sentir persona, una mujer mujer y tú me has despertado todo esto...
Soledad está muy impresionada. Mira a ese joven con deseo y piensa:
--menos mal que no lo volveré a ver sino... ay Díos mío...
Soledad está sintiendo como dentro de ella está naciendo un gran fuego que esa mirada de él alimenta. Carlos saca todas sus armas de galán. Le habla de todo y de nada. Y a Soledad sin querer ese joven se le está metiendo dentro. El viaje para ella se le hace muy corto. A la que se quiere dar cuenta está en Grecia. Por un lado le gusta poder alejarse de ese joven que la está seduciendo, que la esta haciendo sentir cosas que le gustan y la escandalizan. Se despiden en la Terminal del aeropuerto.
--bueno mijo... ha sido un gusto...
Carlos le guiña el ojo:
--¿no te gustaría volver a verme?
Y Soledad se siente una adolescente, le gustaría decirle que no pero no se atreve a ir contra a sus principios, contra su educación. Y aunque quiere decir que sí pero dice no. Y se va corriendo. Carlos sonríe seductor:
--pues me vas a volver a ver, perra... Te vas a revolcar contigo y el maricón de tu hijo va a saber que nunca debió meterse conmigo...
Soledad a lo lejos se gira. Y Carlos está ahí, quiere estar seguro que ha calado en esa mujer. Le guiña el ojo y la saluda. Soledad suspira. Se esconde tras una esquina.
--¿¡que te está pasando?¡ ¡¡estás loca¡¡
Piensa en sus hijos, en que tienen la edad de ese joven que la está cortejando y que a ella le está gustando.
--¡que pena si se enteran¡ ¡¡van a pensar que soy una cualquiera¡
Y piensa sobre todo en Ariadna:
--y sobre todo mi hija religiosa... Se va a morir del disgusto si se entera que su madre se está comportando como una perdida.
Escondida tras una esquina mira a Carlos que se aleja. Le mira el culo:
--que culo tiene...
Y se santigua escandalizada. Agarra una estampa de las patronas de su ciudad, Santas Juliana y Semproniana. Les pide fuerzas para alejar de ella los malos pensamiento. Después de rezar un ave maría dos veces se sienta más tranquila.
--bueno... no me tengo que preocupar... nunca más miraré a ese joven...Fátima por otro lado está en una cama vacía.
--¿¡dónde estás Carlos?¿qué pasó?
Las cosas de su chico siguen estando. Sólo una nota: estoy bien, no te preocupes.
La joven no puede evitar una gran angustia segura que no lo volverá a ver.

Fátima por otro lado está en una cama vacía.
--¿¡dónde estás Carlos?¿qué pasó?
Las cosas de su chico siguen estando. Sólo una nota: estoy bien, no te preocupes.
La joven no puede evitar una gran angustia segura que no lo volverá a ver.
Soledad está ya en la cubierta del barco.

Mientras se alejan del puerto sonríe con ilusión pero también tiene una gran pena y es que no puede dejar de pensar en Carlos. Mira hacia el amor. Hacia la tierra que cada vez se hace más lejano.
--¿dónde estás Carlos?
La mujer se estremece recordando la sensualidad del joven, su extraordinaria belleza:
--¿que me está pasando contigo?
Carlos está detrás de ella. Sonríe ya que su plan ha dado resultado. Aunque sus ojos brillan con maldad se muestra seductor:
--no será que te estás enamorando de mí como yo de ti...?
Y Soledad tiembla. No se atreve a girarse.
--no puede ser...
Carlos pega su cuerpo al de ella. La siente temblar:
--es el destino... yo creo que nos la vamos a pasar muy bien...
Y Soledad se gira y se encuentra con unos labios que desea. Y él la besa y ella responde a ese beso. Ambos se funden con pasión. Soledad se siente de nuevo mujer, de nuevo niña conociendo el amor. Sienta la pasión propia de una jovencita, siente el deseo más fuerte de su vida por ese hombre tan guapo que tiene en frente.

Soledad es feliz en ese crucero con Carlos. Se besan apasionadamente.
--te amo, Soledad... ya no puedo más.... soy joven y apasionado... te necesito...
Ella lo mira ruborizada.
--esto está mal.
Carlos le pone las manos en las mejillas:
--¡nos hemos enamorado¡
--hace poco más de un año que enviudé, era virgen cuando me casé ... siempre juré que sólo sería de un solo hombre...
Carlos se muestra enamorado. Toma de la mano a la mujer, se arrodilla:
--casate conmigo...
Soledad se queda helada.

 Soledad muy impresionada. Carlos está de rodillas. El chico es muy guapo y la mujer se muere de deseo por él y además es que se le me ha metido dentro. Lo ama. Soledad excitada le pone la mano en la frente:
--¿tienes fiebre?¿enfermaste?
Carlos se levanta y la besa la mano:
--sí me picó el bicho del primer amor...
--¡¡qué cosas dices¡ --dice ella sofocada.
Carlos la estrecha contra su pecho:
--No me digas que a ti no te pasa lo mismo, sé que te mueres por mi... qué deseas que te haga el amor...
Soledad se santigua:
--Carlos, por Díos...
La mujer está escandalizada. Carlos le pone la mano en las mejillas:
--Mirame a los ojos y dime que no me deseas, que no deseas olvidarte de todo y dejarte amar por mi...
--es que no debe ser...
--no te estoy preguntando eso... Estoy preguntando si me amas, si deseas hacer el amor conmigo...
Soledad cierra los ojos:
--sí te amo... ¡¡pero está mal¡
Carlos la besa:
--Yo te amo...
Ella abre los ojos, lo mira y lo acaricia:
--eres tan joven, yo no me puedo comportar como tú quieres...
--Porqué no quieres... ¿No me amas?
Ella le acaricia sus labios, ese pecho tan fornido que tanto le gusta. Carlos le guiña el ojo:
--he visto como me miras cuando estoy desnudo...
Soledad se lleva las manos a la cabeza. Aunque el descaro del joven la seduce le gusta:
--¡¡yo nunca te he visto desnudo¡
Carlos es muy cariñoso con ella:
--bueno en la piscina...
--¡¡pero llevabas un bañador de esos grandotes¡
--¿y a poco te gustaría que me lo bajara? --irónico.
--¡¡no... no ¡ --dice alterada.
Carlos la besa con pasión:
--siénteme... no me hagas sentir que me he equivocado al amarte... El amor no entiende de edad... Yo veo pasión en tus ojos... ¿porqué tienes miedo de amarme?
--porqué es pecado... porqué me haces sentir como una adolescente y tengo miedo de cometer una locura...
Carlos se muestra ansioso:
--¡¡el amor no es pecado... además... me quiero casar contigo¡
--¡es que es una locura¡
Soledad se iba a ir pero Carlos la tiene agarrada. Está atrapada en sus brazos:
--mirame a los ojos y dime que no me amas... que no me quieres ver... No me importa ni tus hijos, ni que yo sea joven... ¡quiero saber lo que sientes¡
Soledad lo mira con deseo y con amor:
--Me enamoré... me enamoré de ti cuando creí que no volvería a sentirme... Es que ni con mi marido me sentí así... Tú me haces sentir joven, niña deseando descubrir el amor en tus brazos... pero...
Carlos la calla con sus besos:
--¡¡no quiero saber más¡
Soledad se funde en sus brazos. Carlos la agarra de en brazos.
--¡¡¿¿qué haces??¡dónde vamos?
Carlos la mira seductor:
--a dónde tú quieres... A la felicidad...
Soledad tiene mucho miedo. Se siente como una muchacha que va a vivir su primera vez. Desea pero no puede:
--No --susurra ahogadamente.
Carlos la mira con intensidad, una intensidad que la hace prisionera:
--¿estás segura?
Hay sensualidad pero también advertencia de que es ahora o nunca. Soledad no dice que no pero tampoco que sí. Carlos la lleva hasta su camarote. Él la deja en la cama y se queda en boxers. Ella excita. Jadea al ver que se los va a bajar.
--¡No...¡
Carlos va hacia ella. Es muy dulce:
--entregate a mí... sí me quieres hazlo no pienses... sólo piensa en mí... en que yo lo quiero...
Carlos va la desnudando, él disfruta en sentir su deseo y su miedo. En cierta forma la está arrastrando a hacer algo que no desea del todo. Carlos se baja el boxer y se clava en ella. Soledad grita de dolor pero un dolor seguido de placer. Un placer joven y fresco que se tiene que retroceder muchos años atrás para recordarlo. Un placer sólo comparable al primer amor... a la primera vez...En brazos de la madre y Carlos sólo piensa en las sensaciones que le hizo sentir Emilio y le duele haber descubierto que le ha hecho gozar más un hombre que una mujer. Después del placer, Soledad no lo mira a los ojos. Se siente culpable.
--No deberías haber insistido... me has convertido en una adultera... ¿porqué me has hecho esto? para mí era importante no hacerlo...
Carlos la besa en los brazos:
--porque tú piel lo deseaba...
--sí pero mi razón me decía que no...
--perdoname si te forcé pero es que te amo y necesitaba esa prueba de amor para poder seguir contigo... Yo te ama con toda mi alma y con toda mi piel... Yo sé que has sido feliz en mis brazos...
--si pero ¿y ahora?
--Mirame --dice dulce.
--me da pena...
Él hace que se gire. La besa:
--me has dado el regalo más grande de la vida, tu amor, tu cuerpo y te voy a recompensar como mereces...
Soledad lo abraza con desesperación:
--¡¡jurame que te vas a casar conmigo¡¡ ¡¡Juramelo¡
Y por un momento Carlos piensa que destrozaría a esa mujer si ahora la dejara, que sería una humillación parecida a la que sintió él pero hay mucho odio en él:
--¡¡no¡¡ ¡tu hijo no se enteraría¡¡ ¡¡mi venganza va más allá¡ --piensa.
Carlos se muestra muy enamorado:
--nos vamos a casar... sé que te forcé un poco e hizo mal... y estoy dispuesto a cumplir... Nos vamos a casar mañana...
--¿¿qué?
--Juntos enfrentaremos a tus hijos...
Soledad se refugia en sus brazos. Lo ama y quiere vivir ese amor aunque tiene miedo. Carlos tiene un brillo de odio en su mirada. Está deseando ver la cara de Emilio cuando lo vea llegar de la mano de su madre como su legítimo esposo. Mientras Soledad se muestra feliz y enamorada, Carlos tiene un brillo de odio en los ojos:
--vas a desear que mi humillación fuera sólo burlarme de ti y dejarte ahora... vas a llorar lágrimas de sangre por haberme aceptado en tu cama... Vas a desear no haber parido a ese depravado que por sus vicios va a causar la ruina de toda su familia --dice para sí.
Al día siguiente, el último del crucero con todos los pasajeros como testigos y oficiada por el capitán del barco Soledad se convierte en la esposa de Carlos. De ese joven tan guapo que ha hecho delicias en su hijo mayor. Soledad está lejos de imaginar que se ha casado con la fantasía sexual de su hijo Emilio. El nueva matrimonio se besa.
--tengo miedo, ¿qué dirán mis hijos?
--juntos lo enfrentaremos todos...

Joel y Emilio muy unidos esperan a su madre. Está llega primero. Los abraza. Se ve radiante.
--hijo... les presento a mi esposo...
Esta noticia impresiona a los chicos que además esperan ver un hombre maduro y no ese joven tan guapo. Joel queda impresionado porque la verdad es que su padrastro le atrae. Carlos sonríe con burla a Emilio que cree que está soñando. Todos piensas que su estado de shock es la sorpresa no por el hecho que se haya acostado con ese hombre que ahora es el marido de su madre.

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