lunes, 25 de mayo de 2020

Capítulo 22







Joel siente un deseo grande, algo muy fuerte que lo arrastra hacia ese hombre que tiene delante. Hacia el esposo de su madre. Verlo en boxers es una experiencia única para él, ni ver a otros guapos desnudos le ha producido tanto placer. Piensa que si ese hombre no fuera quien es por él sí sería capaz de enfrentar al mundo. A Carlos le gusta como lo mira Joel, se da cuenta que el centro de las miradas calientes de Joel es el gordo bulto que hay bajo su boxers y aunque a Carlos le pone cachondo, también le molesta que le guste ser mirado de esa manera por otro hombre. Emilio ya no siente deseo por Carlos, lo ve como algo dañino. Siente vergüenza, reproche. Nadie se mueve de su sitio, Joel con su vista fijada en lo más abultado y Carlos siente ya más placer en esa manera del que sintió con Emilio. Joel se estremece al mirar y Carlos al ser mirado de esa manera. Y cómo no soporta sentir un deseo tan fuerte hacia otro hombre, como no le gusta sentirse más homosexual que nunca y con mucho odio le dice a Joel:
--¿que miras maricón? ¿es que te gusta mi trompa? ¡sí quieres que me bajo el calzoncillo y así me la ves mejor...¡
Joel está muy sofocado, muy nervioso porqué le asusta que Carlos se dé cuenta de sus sentimientos aunque está demasiado excitado para negar lo que siente pero también tiene miedo que su madre lo esté escuchando todo. Soledad ha quedado demasiado cansada y se ha quedado dormida en seguida. A Emilio le sorprende mucho que Joel no se defienda. No le gusta que Carlos lo ataque. No quiere que su hermano sea víctima de la venganza de Carlos.
--¡¡más respecto a mi hermano¡
A Joel le sorprende y le emociona que su hermano saque la cara con él. Carlos se le ríe:
--vaya con los hermanos, los dos maricones y bien juntitos... si vuestra madre supiera... Sois unos depravados...Os gusta escuchar mientras me tiro a vuestra madre ¡¡que asco¡... ¿es que os gustaría que os diera por el culo a los dos?
Joel, excitado pero ofendido por la dura mirada de Carlos, al fin se defiende:
--yo no soy maricon.
Carlos se ríe.
--si ya vi como me mirabas esto --dice agarrándose la parte genital-- deseando mamármela... si miras asi al esposo de tu madre... ¿¡¡qué no harás con los demás?¡
Carlos pasa entre los dos hermanos. Joel se siente humillado aunque mira a Carlos caminar con deseo. Carlos se mueve con orgullo, disfruta al sentir el deseo. Se siente un hombre atractivo y que seduce y que su seducción hace prisioneros a los que tiene delante y eso le gusta. Cuando ya no lo ve, Joel se siente en la obligacion de aclarar a su hermano:
--no soy maricón...
Emilio lo abraza con los hombros. Lo mira con cariño. Le duele que no se acepte como es. Le duele ver a su hermano interesado en ese hombre que los quiere lastimar pero no se atreve a decirle que ese hombre que tanto le gusta y que es el marido de su madre es el mismo con el que él pagó una fortuna por una hora de placer. Acaricia a su hermano fraternalmente y le dice:
--no te preocupes...
--pero ¿me crees...?
Emilio no le quiere mentir, le quiere hacer ver que él lo acepta de la misma manera homosexual o heterosexual, que no es algo que le preocupe:
--es que no me importa... Ya te dije que a nadie le debe importar las tendencias sexuales de otro a no ser que desea llevarlo a la cama
A Joel le molesta que su hermano no crea que no es gay. Joel se retira a su cuarto. Está sofocado por la presencia de Carlos, humillado por sus palabras... pero la casi desnudez de su padrastro lo ha puesto a cien que necesita descargar y se masturba por primera vez pensando en el guapo esposo de su madre. Carlos sube, venia de la cocina. Mira con desprecio a Emilio:
--¿¡qué dispuesto a escuchar mi segunda ronda?¡
Emilio lo agarra del brazo:
--¿¡¡que es lo que pretendes?¡
Carlos empuja a Emilio:
--¡¡no me vuelvas a poner tus sucias manos encima, maricón¡
--Ya te toqué todo lo que quise y... –Emilio desafiante pero Carlos no le deja acabar.
Carlos lo agarra del cuello y lo estampa contra la pared:
--¡si vuelves a mencionar esto te mataré...¡
Aunque está asustado, Emilio le dice:
--hazlo, así mi madre sabrá porqué te casaste con ella...
Carlos suelta a Emilio que cae al piso:
--¡pues venga habla, tu madre me ama y seguro que le va a encantar saber que te acostaste conmigo y además porqué me pagaste 600 mil euros, dile también que su otro hijo es tan maricón como tú y también mi quiere echar un polvo...¡
--¿¡qué es lo que quieres?¡
--todo en esta vida se paga Emilio... Tú quisiste ser mi dueño y ahora el dueño de la vida de tu familia soy yo... Voy a hacer lo que se me pega la gana con cada uno de sus miembros hasta verlos de rodillas a mis pies... hasta que te odien porque sabrán que su destrucción fue por tu culpa...
-¡no te lo voy a permitir...¡
--dile la verdad... a tu madre la matarías sin contar con que yo le diré que Joel es maricón... Joel te odiará por eso... Así que hagas lo que hagas yo me habré vengado... si callas a lo mejor si voy y no digo que fue por tu culpa y así ellos no te odiarán...
Los dos están muy alterados, se odian. Carlos le pone la mano en los hombros a Emilio y burlón le dice:
--tú hiciste lo imposible por meterme en tu cama y te gustó pues no seas malo... deja que toda tu familia disfrute de mi cuerpo...
Carlos se va riendo al cuarto de su esposa. Emilio se queda atormentado no sabiendo bien qué tan lejos piensa llegar Carlos con su venganza pero no se atreve a decir nada.

Al día siguiente, Soledad y Carlos amanecen juntos. Ella está feliz. Él la besa.
--¿¡cómo estás, mi amor?¡
Y la mujer está radiante en brazos de su guapo marido:
--todo es tan hermoso que creía que era un sueño y que ya no estarías a mi lado.
Carlos se muestra el más enamorado de los esposos:
--yo siento lo mismo que tú y tengo miedo que dejes de quererme, que tus hijos no me acepten...
--Yo creo que les gustaste ¿no?
Carlos sonríe:
--si esa es la palabra --dice con ironía.
--¿cómo?
Carlos sonríe, le gustaría decirle a su esposa que sí que a sus dos hijos les guste él y no como ella piensa.
--No importa... seremos muy buenos amigos...
Soledad acaricia el pecho del hombre, lo besa:
--ahora sólo espero que Ariadnita también me acepta...
Carlos acaricia la cabeza de su esposa:
--no hables con tu hija todavía.
Soledad lo mira:
--¿porqué? Supongo que me acompañarás a verla hoy ¿no?
--es que es mejor no. Las cosas en un convento se ven de forma diferentes... Espera a que tus dos hijos se hayan acostumbrado a mí... Yo estoy seguro que en poco tiempo estarán felices de tener en su casa y te ayudarán a que Ariadna entienda...
Soledad está feliz:
--no tendré vida suficiente como para pagar tanto amor, la dicha de haberte conocido...
Los ojos de Carlos brillan de odio y con una sonrisa burlona dice:
--tranquilo yo te diré como --dice para sí.

Carlos y Soledad salen del dormitorio. Ella vestida. Él en boxer.
--mi amor... no creo que debas andar así por la casa...
--¿porqué? ni modo que a tus hijos les excite...
Y Joel está delante de ellos mirando a Carlos muerto de deseo. Carlos sonríe burlón. Soledad da un golpe a su marido divertida:
--ay que cosas tienes...
Carlos se acerca a Joel y le da un abrazo:
--buenos días...
A Carlos le excita sentir el deseo de Joel. Siente algo muy duro de entre las piernas de Joel y eso le pone cachondo. Al oído que sólo lo oye Joel le dice:
--cuando se vaya tu madre me voy a duchar si me quieres ver desnudo es el momento... puedes ducharte conmigo y a lo mejor dejo que te diviertas conmigo...

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